Si tienes una mente inquieta y has buscado curiosidades sobre Praga, quizá te hayas encontrado con lo de siempre: su castillo es el más grande del mundo, su reloj astronómico el más antiguo, la Torre Petrín es una imitación de la Torre Eiffel, la ciudad alberga un edificio danzante, hay más de 1000 torres, la cerveza cuesta menos que el agua, etc. Pues bien, en este artículo hemos recopilado 12 curiosidades sobre Praga que no son tan populares. ¿Conocías alguna de ellas?
Índice de contenidos
- 1. Las luces del castillo, cortesía de Jagger
- 2. El zar que pasó de largo
- 3. Un burdel muy estrecho
- 4. Kayak por un tubo
- 5. La típica pasta checa, no es checa
- 6. Una suite en la Torre de la TV
- 7. La misteriosa tumba de Maria Tuma Reiter
- 8. Un museo creado por estudiantes
- 9. Stalin y el paso del tiempo
- 10. El laboratorio de alquimistas oculto
- 11. Una torre de 8000 libros
- 12. Tomarse un café y adoptar un gato
1. Las luces del castillo, cortesía de Jagger
El 18 de agosto de 1990 los Rolling Stones tocaron en el estadio Strahov ante unas 100.000 personas. Fue el primer gran evento cultural del país tras la Revolución de Terciopelo, culminada a finales de 1989. Mick Jagger y los suyos quedaron enamorados del castillo de Praga, pero lamentaron que no estuviera iluminado, así que decidieron encargarse ellos mismos del diseño de la iluminación, además de financiarla con una donación de 32.000$.

2. El zar que pasó de largo
Pedro I de Rusia visitó Bohemia en al menos dos ocasiones, en 1711 y en 1712. Curiosamente, su paso por Praga está escasamente documentado. Parece que al zar ruso le interesaban más los balnearios de Karlovy Vary (donde sí dejó una gran huella) que los grandes monumentos de la capital. Hoy en día, la combinación Praga + Karlovy Vary sigue siendo un pack clásico, ofrecido casi siempre por agencias de viajes en grupo, viajes singles por Europa, tours de un día, etc.

3. Un burdel muy estrecho
En el nº4 de la Anežská ulice, una tranquila calle de la Ciudad Vieja, se ubica la casa más pequeña de Praga: su fachada mide 2,25 m de ancho. Fue construida en 1853 e inicialmente solo contaba con dos habitaciones en hilera. Espacio más que suficiente para el uso que se le dio unas décadas después, cuando la casita se convirtió en un burdel. Las estrecheces del local no debieron suponer ningún problema para nadie, ya que el negocio se mantuvo durante 40 años. Hoy en día solo se conserva la fachada.
4. Kayak por un tubo
Todos los años, a finales de octubre, se celebra en Praga un descenso por el arroyo Botič. El recorrido es de unos 13 km y en el evento participan centenares de kayakistas y piragüistas. El Botič solo es navegable una vez al año y su cauce está lleno de obstáculos naturales y artificiales. Uno de los lugares que más expectación levanta entre el público se halla justo al inicio del recorrido: un tubo de 2 m de ancho que atraviesa una pequeña presa. Adentrarse en él es opcional, pero los que se lanzan a la aventura ya saben lo que les espera: la mitad de las embarcaciones vuelcan dentro.
5. La típica pasta checa, no es checa
Una de las delicias más famosas de Praga es el Trdelník, ese característico rollo de canela enroscado en un palo que se puede encontrar en cafeterías y puestos callejeros. Aunque a menudo se habla de «pastel tradicional checo», lo cierto es que es originario de Skalica (Eslovaquia). Un general húngaro lo puso de moda a finales del siglo XVIII y su cocinero provenía de Transilvania, así que es cualquier cosa menos checo.
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6. Una suite en la Torre de la TV
La Torre de Televisión de Žižkov, de 216 m, domina el horizonte desde las afueras de Praga. Construida en tiempos comunistas, nunca fue muy apreciada por los lugareños y sus actuales propietarios han tenido que luchar mucho para mejorar su reputación. Además de su observatorio, es conocida por las esculturas de bebés gateando hacia la cima, obra de David Černý, por su restaurante… y por albergar una sola habitación de hotel: una suite de lujo con unas vistas envidiables.

7. La misteriosa tumba de Maria Tuma Reiter
A unos 8 km al norte de la Ciudad Vieja de Praga se encuentra el antiguo Hospital Psiquiátrico de Bohnice, en funcionamiento hasta 1951. Entre los restos de su cementerio, muy apreciado por amantes de lo «oscuro», sobresale una lápida: la de Maria Tuma Reiter, fallecida en 1912 a los 29 años. No se sabe por qué, pero es la única que conserva una inscripción legible. Más allá de mitos y leyendas, se cree que sus descendientes se encargaron de cuidarla durante varias generaciones, hasta que un grupo de voluntarios tomó el relevo.
8. Un museo creado por estudiantes
Hasta hace pocos años, Praga no tenía un Museo del Cine o algo similar. Esto cambió en 2019, año de fundación del NaFilM – National Film Museum. Lo curioso del asunto es que sus impulsores fueron tres estudiantes de cine que, después de montar una exitosa exposición temporal, «se vinieron arriba» y pensaron que un museo inspirado en los mismos conceptos también triunfaría. Y acertaron. El NaFilM acumula centenares de reseñas en Google y Tripadvisor, donde tiene una nota media de 4,9 sobre 5.
9. Stalin y el paso del tiempo
En Praga hay muchas evidencias de que el tiempo pasa. Sus calles son como un libro de historia abierto por la mitad. Hubo una época, por ejemplo, en que el comunismo controlaba el país (1948-89). Durante aquellos años, una gran estatua de Stalin dominó el Parque Letná, en la orilla norte del río Moldava, al otro lado de la Ciudad Vieja. Desde 1991, en su lugar, hay instalado un gigantesco metrónomo con una inscripción que reza «Con el tiempo, todo pasa…».

10. El laboratorio de alquimistas oculto
En agosto de 2002, una serie de lluvias torrenciales provocaron graves inundaciones en la ciudad. Muchos edificios se tuvieron que derribar o reconstruir. Mientras trabajaban en la limpieza de escombros y runas, unos operarios descubrieron un pasadizo secreto en el sótano de un caserón del siglo XVI. Para su asombro, allí encontraron un laboratorio de alquimia, con sus brebajes y sus pócimas polvorientas, intactas durante siglos. En 2012 el laboratorio abrió al público como museo Speculum Alchemiae.
11. Una torre de 8000 libros
Comparada con la del Clementinum o la del monasterio Strahov, la Biblioteca Municipal de Praga no tiene demasiado interés. Sin embargo, muchos curiosos se acercan por allí cada día. Y es que en su hall se instaló en 1998 una torre cilíndrica formada por 8000 libros. Se trata del Idiom, una obra de arte del artista eslovaco Matej Kren, expuesta originalmente en la Bienal Internacional de São Paulo (1995), que representa el saber infinito.

12. Tomarse un café y adoptar un gato
En 2014 abrió en Praga un café muy cuco: el Kavárna Kočičí Praha. Su «valor añadido» respecto al resto de cafés de la ciudad no era el sabor de su capuchino o la bonita decoración. Lo que lo hacía especial era la presencia de 6 gatos que andaban por allí a sus anchas, buscando mimos y comida entre los clientes. Este fue el primero de los varios cat cafe que existen hoy en Praga. Los gatos de estas cafeterías, por cierto, provienen de refugios y se ofrecen en adopción.