No nos engañemos. Bucarest nunca estuvo en tu lista de «ciudades que tengo que visitar alguna vez en la vida». Ni en la tuya ni en la de casi nadie. Puede que incluso en alguna ocasión la hayas confundido con Budapest.

Bucarest (la capital de Rumanía, por si hacía falta aclararlo) NO es una de las ciudades más bonitas de Europa. Lo cierto es que ni siquiera es de las más bellas del país. Pequeñas joyas como Brasov, Sighisoara o Sibiu la superan con creces.
Y, aun así, te recomendamos visitarla el próximo fin de semana. O en cuanto puedas, vaya.
¿Por qué? Aquí van 8 buenos motivos:
Índice de contenidos
- 1. Ver el edificio más pesado del mundo
- 2. Alucinar con la decoración de sus iglesias
- 3. Sentirte como en París
- 4. Disfrutar del Central Park rumano
- 5. Comer en un local de más de 140 años
- 6. Contemplar un esqueleto de Dinoterio Gigante
- 7. Seguir las huellas de Drácula
- 8. Ahorrar más dinero que quedándote en casa
- Mapa de lugares recomendados en Bucarest
1. Ver el edificio más pesado del mundo
Como probablemente sepas, Rumanía estuvo gobernada por el Partido Comunista hasta 1989.
Su único líder durante más de 20 años fue el polémico Nicolae Ceaușescu, quien acabaría fusilado junto a su esposa tras una revuelta popular.
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Entre las muchas excentricidades de Ceaușescu, sin duda la más llamativa fue la de construir un descomunal edificio administrativo solo superado en tamaño por el Pentágono: el Palacio del Parlamento. Con sus más de 4 millones de toneladas, alberga el récord Guinness al edificio más pesado del mundo.

El Palacio del Parlamento de Bucarest ocupa un área de 365,000 m2 y alberga más de 1.100 habitaciones. ¡Una mole de cuidado! Los turistas, eso sí, únicamente tienen acceso a una pequeña parte del complejo. Suficiente para hacerte una idea de su inmensidad y de sus excesos a todos los niveles.

Puedes encontrar información sobre las visitas guiadas en inglés en la web oficial. Si no te aclaras con la página o con el idioma, también puedes reservar una visita guiada en español por un coste algo mayor.
Por cierto, si te interesa el tema del pasado comunista de Rumanía, también puedes visitar la Ceaușescu Mansion, abierta al público en 2016, o el Kommunismens Museum, uno de los museos más populares de la ciudad.
Nota: al final del artículo te hemos dejado un mapa con la ubicación de todos los lugares que mencionamos.
2. Alucinar con la decoración de sus iglesias
La religión cristiana ortodoxa es absolutamente mayoritaria en Rumanía: representa a un 83% de la población.
Si no te resultan familiares sus espacios de culto, alucinarás con su espectacular decoración, especialmente en los interiores.

La mayoría de los templos ortodoxos de Bucarest pertenecen al estilo brâncovenesc, desarrollado entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. Uno de los mejores ejemplos de este estilo, claramente influenciado por el arte bizantino, es la iglesia Stavropoleos, una deliciosa joyita de 1724.

Otros templos ortodoxos que tienes que ver en Bucarest son: la catedral Patriarcal, la iglesia Kretzulescu, la biserica Rusă o el monasterio Antim.
La entrada a estos lugares es siempre gratuita, así que no pierdas la oportunidad de chafardear en todos los que encuentres por la ciudad. Ninguno te decepcionará.
3. Sentirte como en París
A Bucarest la llaman la «Pequeña París del Este».
Eso de compararse con París puede parecer un poco pretencioso, pero la verdad es que tiene bastante sentido.
Para empezar, cuenta con su propio Arco del Triunfo. Nosotros lo vimos en obras, como puedes comprobar, pero detrás de esa lona gigante se esconde un arco triunfal sospechosamente parecido al de la capital francesa. Eso sí, este mide poco más de la mitad (27 m) y fue inaugurado 100 años más tarde, en 1936.

Pero, ojo, que la cosa no queda ahí. Una de sus avenidas más famosas, la Calea Victoriei, fue diseñada al estilo de los Campos Elíseos, incluyendo cierto aire parisino en sus cafés, teatros, boutiques, etc.

Y es que durante la Belle Époque de Bucarest, entre mediados del siglo XIX y principios del siglo XX, la ciudad vivió un auténtico auge de la arquitectura de inspiración francesa.
Algunos ejemplos notables son el Ateneo Rumano, las mansiones del Boulevard Dacia, el Palacio Cantacuzino (museo Enescu) o varios parques y jardines.
Para profundizar más, puedes visitar el Muzeul Micul Paris (Museo del Pequeño París), con muy buenas reseñas en Google. Estaba cerrado cuando nosotros intentamos ir, así que ya nos contarás.
4. Disfrutar del Central Park rumano
Y ya que los hemos mencionado, hablemos un poco más de los parques.
En una ciudad donde muchas veces piensas que eso de «Pequeña París del Este» hasta le viene un poco grande, sorprende la cantidad, calidad y tamaño de sus parques y jardines.

El más conocido de todos es Herăstrău, lo que vendría a ser el Central Park de Bucarest. En este parque hay un enorme lago donde puedes alquilar barcas de remos y hasta kayaks. Es un sitio para pasar el día entero, si te apetece. Tiene cafeterías, restaurantes, atracciones, muchos entretenimientos para niños y el museo al aire libre Muzeul Satului, con recreaciones de casitas rurales, granjas, talleres de artesanía, etc.
Otro de los lugares de visita imprescindible en Bucarest es el Parque Cișmigiu, creado en 1847 siguiendo la tradición romántica. Tiene unos jardines preciosos, un gran lago, pabellones, fuentes, coquetos senderos, etc.

También es muy interesante el Parque Carol, que además de las cositas típicas de un gran parque, alberga el Mausoleo (conocido en tiempos comunistas como Monumento a los Héroes), la Tumba del Soldado Desconocido, la Estatua de los Gigantes, varias fuentes monumentales y el Castillo Vlad Țepeș, un centro cultural construido en 1906 para una gran exposición. Ojo, no hay que confundir este «homenaje» con los famosos castillos de Drácula de Transilvania (hablaremos de esto más abajo).
Por último, si te puedes desplazar hasta Mogoșoaia (10 km al noroeste del centro, conectada por bus), no solo encontrarás allí otro enorme parque con río, jardines, etc., sino también dos palacios muy pintorescos: el Palatul Mogoșoaia, de 1702, y el centro cultural Palatele Brancovenesti, ambos rodeados por un entorno precioso.
5. Comer en un local de más de 140 años
Otra de las cosas que tienes que hacer en Bucarest es perderte por las calles de su casco antiguo, conocido por el nombre de su avenida principal: Lipscani.
Procura, eso sí, que tus pasos te lleven tarde o temprano al restaurante más popular de la ciudad: Caru’ cu Bere. Las puertas de este local abrieron en 1879 y ha servido comida y cervezas a destajo desde entonces hasta nuestros días.

Las especialidades son el codillo de cerdo (ciolan de porc) y los rollos de carne a la parrilla (conocidos como mititei), acompañados siempre por la histórica cerveza de la casa. La carta es amplia y encontrarás otros muchos platos tradicionales rumanos. Los precios, sin ser los más económicos de Bucarest, son bastante razonables.

Pero incluso si no tienes pensado comer o beber allí, te recomendamos que pases a curiosear. El Caru’ cu Bere fue declarado edificio histórico por su arquitectura neogótica y su preciosa decoración interior, que incluye escaleras de madera, bóvedas con frescos, coloridas cristaleras, etc.
En resumen: un espectáculo para la vista y para el estómago.
6. Contemplar un esqueleto de Dinoterio Gigante
Bucarest no tiene museos de fama internacional, pero sí hay varios bastante interesantes. Además de los que hemos nombrado hasta ahora, te sugerimos visitar el Museo Antipa, un enorme museo de historia natural.
Uno de sus principales reclamos es el esqueleto completo de un Deinotherium giganteum, una bestia enorme del Mioceno similar a un elefante. Al parecer es un esqueleto único en el mundo.

Además, en el Museo Antipa podrás ver una gran colección de dioramas, insectos, fósiles, minerales, etc. Ideal si vas con niños o, simplemente, si te atrae el mundo natural.
Y hablando de niños, o no tan niños, en los últimos años se ha puesto muy de moda el Museum of Senses. No lo habían inaugurado cuando nosotros fuimos a Bucarest, pero parece el típico museo de ilusiones donde puedes pasar una tarde entretenida.
7. Seguir las huellas de Drácula
Bram Stoker, el escritor que dio vida a Drácula, jamás pisó Rumanía. Se cree, no obstante, que se inspiró en el príncipe valaco Vlad Tepes (alias «el Empalador») para crear su personaje.
Un lugar esencial para conocer la historia de Vlad Tepes es Curtea Veche, primer palacio real de Bucarest y residencia de Vlad durante su gobierno. Aunque el complejo está en ruinas, podrás ver la iglesia, los restos de las antiguas salas, los sótanos y una escultura suya, entre otras cosas.

Otro sitio de visita obligada para seguir los pasos de «Drácula» es el monasterio Snagov, a unos 45 km al norte de Bucarest. Más allá de su arquitectura o su curiosa ubicación (en una pequeña isla), es famoso por ser el lugar donde, supuestamente, descansan los restos de Vlad Tepes.
Por otra parte, si tienes oportunidad de adentrarte en la mítica región de Transilvania, no dudes en hacerlo. En webs como Civitatis hay varias excursiones de ida y vuelta en el mismo día, aunque lo ideal sería que alquilaras un coche para poder explorar la zona a tu ritmo.

Al inicio del artículo ya mencionamos algunas de las poblaciones que no debes perderte, como Brasov, Sibiu o Sighisoara (lugar de nacimiento de Vlad Tepes). Puedes leer nuestros artículos sobre Transilvania para saber más sobre ellas y otros tesoros de la región: castillos medievales, fortalezas, pueblitos encantadores, etc.
Por ejemplo, en Los apuntes del viajero ya hablamos del supuesto castillo de Drácula en Bran y del «verdadero» castillo de Drácula en Poenari.
8. Ahorrar más dinero que quedándote en casa
Una razón más mundana para visitar Bucarest es la cuestión monetaria.
No es que allí regalen las cosas, no vayas a pensar, pero los precios de la capital rumana siguen siendo bastante asequibles en comparación con los de Barcelona, Madrid, etc.
Una habitación de hotel en Bucarest puede costarte unos 20€ por persona o incluso bastante menos si tus exigencias no son muy altas.
Una comida con plato principal y bebida puede valer unos 6€, mientras que un menú contundente no suele superar los 10-12€. Si te piden 15€ o 20€ deberías comer de fábula, aunque ya hay muchos restaurantes «modernos» con precios muy europeos.
Respecto a entradas a museos y otros monumentos, los precios rondan los 4€ (en el Museo Antipa, por ejemplo) y rara vez superan los 8€ (Museo del Comunismo). Y siempre puedes apuntarte al free tour de Bucarest, donde pagas la voluntad después de la visita.
Importante: recuerda que la moneda oficial de Rumanía es el leu, equivalente a unos 0,20€. En las casas de cambio se utiliza el código RON. Por ejemplo, 1€ = 5 RON.
En cuanto a los vuelos a Bucarest, los precios varían mucho según la ciudad de origen y la temporada. Las 3 aerolíneas con más vuelos directos a Bucarest desde España son WizzAir, Ryanair y Tarom. Es razonable conseguir precios a partir de 80-100€ ida y vuelta.
Esperamos que estas 8 razones para viajar a Bucarest te hayan convencido. Si tus expectativas van ajustadas a la realidad, creemos que no te decepcionará. Es una ciudad ideal para una escapada de fin de semana o para dedicarle uno o dos días en una ruta más larga.
Y recuerda que si estás pensando en viajar por todo el país, tenemos muchos artículos sobre Rumanía en Los apuntes del viajero.
Mapa de lugares recomendados en Bucarest
Fotos: todas las imágenes son originales de Los apuntes del viajero, salvo que se indique lo contrario en la leyenda.
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Tengo que decir que he vuelto de Rumanía hace exactamente una semana, y no lo calificaría como ciudad barata para visitar. Mi idea era esa, pasar el puente en un sitio económico y nada más lejos de la realidad.
Caru cu bere, un entrante, dos principales, dos infusiones, una cerveza y una botella de agua, 78 euros. No me parece económico. Sale bien si vas entre semana y comes de su menú.
Puedes comer económico, si te decantas por cómida rápida, si no… Los precios están como en Madrid.
Una cosa que me pareció curiosa, a la vez que inquietante, y que no he leído en ningún blog, es el de los puntos rojos en algunos edificios de Bucarest. Creo que sería algo a dar a conocer a los viajeros.
Te leo! Mucha suerte con tu blog.
Hola, Elena! Gracias por compartir tu experiencia. La verdad es que ya hace muchos años de nuestra visita a Rumanía y supongo que los precios han ido subiendo hasta igualarse en algunos sitios con los de Madrid. Pese a todo, creo que en términos generales sigue siendo más económica que otras capitales europeas… por ejemplo, estuve mirando alojamientos y veo que mantienen precios muy razonables. Interesante lo que comentas de los puntos rojos… investigaré! Un saludo!
Muy interesante los datos que nos comunicas. Gracias, Ana
Gracias, Ana!